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DISSERTAZIONI DI DOTTORATO
2002-2003

MORALES RIOS Jorge Humberto, O.F.M.

El Espíritu Santo en San Marcos: Texto y contexto
Mod.: R.P. Klemens STOCK, S.J.

(1) Objeto y método de la tesis: el argumento es el Espíritu Santo (= E.S.) en la unidad narrativa denominada Evangelio de San Mc. Se trata de un estudio de carácter exegético-temático. Toma en consideración los seis textos sobre el E.S. (1,8.10.12; 3,29; 12,36; 13,11). El subtítulo (“texto y contexto”) indica que la expresión ha sido analizada teniendo en cuenta el texto en la que se inserta (1,7-8.9-11.12-13; 3,28-30; 12,35-37; 13,9-13) y el contexto de las macro-unidades y de la narrativa total. La metodología es de corte sincrónico. Tal enfoque precisa el marco de lectura del presente trabajo. Se toma el texto de Mc en su forma actual como una “totalidad” con valor de “coherencia”. Los problemas suscitados deben ser resueltos desde Mc mismo o con los recursos por él usados (p.e. el AT.). El texto mismo es el medio de control de nuestras posiciones.
    (2) Las partes que articulan la investigación: consta de once capítulos organizados en cuatro partes. La parte introductoria, luego de la introducción general (cap. 0), se centra en el estudio de la frecuencia y de los contextos de la expresión E.S. (cap. I) La primera parte, dedicada al “comienzo” de Mc (1,1-13), inicia con algunas cuestiones preliminares (cap. II) para detenerse después (caps. III-V) en los tres textos en donde se halla nuestra expresión (1,7-8; 1,9-11; 1,12-13). La segunda parte (caps. VI-VIII) se ocupa de los tres textos (3,28-30; 12,35-37; 13,9-13) del “cuerpo de la narrativa” (1,14-16,8). La última parte tiene que ver con el conjunto de la narrativa: la visión global de los textos sobre el E.S. en la estructura de Mc (Cap. IX) y la conclusión general (Cap. X).
    (3) Principales resultados: los distribuimos en cuatro ejes básicos.
    (3a) Por una parte, lo peculiar de Mc, comparado con Mt y Lc, en cuanto al uso de pneuma referido al E.S., corroborado, a su vez, por hagios, recae en 12,36 y 13,11. Esto es válido para la expresión, para las perícopas en donde se inserta y para sus contextos; por la otra, se impone un hecho no baladí: en el “comienzo” otros hablan de la relación entre Jesús y el E.S. (misión, presencia, influjo); en el “cuerpo de la narrativa” sólo Jesús se refiere al E.S. vinculándolo con aspectos fundamentales de su persona y obra (3,29; 12,36) o de la comunidad pospascual (13,11).
    (3b) Del estudio de los textos en particular se desprende la siguiente visión: el bautismo en el E.S. (1,8b) cubre el tiempo escatológico-final desde el comienzo de la misión de Jesús (1,14-15) y se cierra con su retorno final (13,26). La obra santificadora de Jesús se prolonga a través de los misioneros cristianos en cuanto enviados en su representación. Así 1,8b es el marco más amplio posible en donde se inscriben, aunque conserven su carácter proprio, todas las demás referencias al E.S. La comparación del Espíritu con la paloma (1,10) se coloca en la línea que relaciona lo puro (la paloma en cuanto significante) y lo santo (el Espíritu en cuanto significado). El nexo entre E.S. (1,10) e identidad de Jesús (1,11) conlleva que en la aceptación y/o rechazo de ésta resulta implicado el E.S. La fuerza impelente del E.S. (1,12) en Jesús denota su influjo en el aprendizaje de los vínculos con Dios, con las criaturas y con su propia misión.
La blasfemia contra el E.S., entendida como el intento de corrupción total de la realidad santa a la que está vinculado Jesús y con la misión de santificación que de allí se desprende, no sólo arroja luz en sentido negativo sobre el rechazo que de Jesús se hace sino que ilumina el lado positivo de cuanto conlleva la aceptación de su persona y obra. De 12,36 resulta que en el conocimiento de la plena identidad y autoridad de Jesús hay que atribuirle una función esencial al E.S., lo que es coherente con la narrativa (cf. 1,10-11; 3,22-30). Mc 13,11 ocupa un puesto único en Mc, al relacionar al E.S. con el discipulado en cuanto apoyo en la proclamación del Evangelio. En la franja temporal pospascual el contenido de su hablar no debe ser diverso del contenido central del Evangelio: la identidad y la misión de Jesús (1,1.14-15).
    (3c) Desde el conjunto de la narrativa se desprende, en primer lugar, que a pesar de que 3,29, 12,36 y 13,11 sean de gran significación en el cuerpo de la narrativa, éstas no agotan el alcance de cuanto ha sido dicho en “comienzo” (1,8b.10.12). Al lado de aquéllas es, pues, posible, hablar de pneumatología implícita de cuño eminentemente cristológico: el E.S. es presentado en y a través de Jesús. En segundo lugar, la colocación de 1,12-13 entre 1,9-11 y el cuerpo de la narrativa sugiere no sólo que el impulso que Jesús recibe del E.S. es el que determina toda su actuación sino también que ya en 1,13 están ya presentes los dos polos que encontrará Jesús en su ministerio: oposición y servicio; por último, Mc 3,29 constituye un texto de verificación de cuanto se ha afirmado en el “comienzo”. Dos aspectos agrega el “cuerpo de la narrativa“: lo predicho en el pasado en el E.S. (12,36) encuentra su cumplimiento en Jesús, portador del E.S.; Jesús promete la acción del E.S. en el futuro de la historia (13,11).
    (3d) Nuestro estudio se cierra con la consideración desde seis aspectos del perfil temático del E.S. en Mc: (a) aspecto general y características al E.S. vinculadas; (b) el E.S. y Dios; (c) el E.S. y la historia; (d) el E.S. y Jesús; (e) el E.S. y los hombres; (f) el E.S. y la realidad demoníaca.